La presidenta alemana y mujer más poderosa del mundo, Ángela Merkel, deja la política para huir a su comuna hippie y llevar una vida bohemia.

Harta de los compromisos sociales, las obligaciones para con las responsabilidades artificiales, los horarios, la división en estados, culturas y razas , Merkel encontró la paz y el equilibrio emocional con la vida contemplativa; disfrutando de la cercanía de la gente, relacionándose de un modo más honesto y cercano y sobretodo más despacio. Ahora es una de las principales activistas europeas en contra del absorbente e inhumano neocapitalismo y aboga por una vida más humana donde las personas se respeten más y vivan de un modo más puro y feliz.

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